El Camino de Santiago es una experiencia que puede ser enfocada de distinta forma, podemos tomarlo como un reto, autosuperación, reencuentro con uno mismo, algo espiritual, compartir con amigos y seres queridos, la aventura…
Para algunas personas es sólo andar, pero para mí eran 25km de reflexión, al final andaba como por el aire, es decir, no era ni consciente de que estaba caminando. Estás continuamente en contacto con la naturaleza y en contacto contigo mismo, lo que hace que ambas cosas se fusionen y se cree un ambiente de bienestar que es prácticamente inexplicable.
La sensación de llegar a Santiago todavía me pone los pelos de punta. Entre gaitas entramos a la plaza, a la meta lo que representa el del final del camino. El sentimiento de autosuperación me invadía.
Este camino me ha hecho ver las cosas de otro modo, de plantearme la vida desde otra perspectiva, ya que en todo el camino he tenido muy presente esta frase:
“Las tormentas hacen que los árboles tengan raíces más profundas”
Inolvidable es la palabra para este viaje.
Gema*
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